José Antonio Saco y López Cisneros

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Jose Antonio Saco

José Antonio Saco y López Cisneros, nació en la ciudad de Bayamo el 7 de mayo de 1797 en el seno de una familia relevante de la sociedad bayamesa. Siendo un adolescente, a los 14 años, quedó huérfano de ambos padres. Realizó sus primeros estudios en su tierra natal, e ingresó con posterioridad en 1814 en el Colegio Seminario San Basilio de Santiago de Cuba, donde cursó estudios de Filosofía y Derecho.

Años más tarde se trasladó a la capital, donde inició estudios de Filosofía en el Seminario de San Carlos de La Habana con el padre Félix Varela, los cuales concluyó en 1819 con el título de Bachiller en Derecho Civil. Ese mismo año matriculó en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, donde obtuvo el grado de Bachiller en Filosofía, en 1822.

José Antonio Saco, fue uno de los fundadores de la Academia Cubana de Literatura, por cuya defensa fue deportado según órdenes del capitán general Miguel Tacón en 1834, trasladándose en un primer momento a Gran Bretaña, con posterioridad a Francia, y finalmente a España.

Entre 1837 y 1845, vivió en Alemania, Italia, Austria y Francia, etapa en la cual dedicó especial atención al problema étnico en Cuba, especialmente en lo concerniente al tráfico negrero. De igual forma, los años comprendidos desde 1848 hasta 1854, se caracterizarían en la obra de Saco por el incremento de su decidida incursión en la campaña contra las ideas y conspiraciones encaminadas a anexar Cuba a los Estados Unidos, lo cual motivó el reinicio de su labor en pro del reformismo liberal, como se evidenció en sus trabajos titulados: La situación política de Cuba y su remedio y Cuestión de Cuba.

Luego viajó a Cuba hacia los finales de 1860, al amparo de la amnistía incondicional que había otorgado el gobierno de la Metrópoli seis años antes, pero su estancia se prolongó sólo por espacio de varios meses, al cabo de las cuales retornó a París en julio de 1861, donde residió durante cinco años.

Comisionado por Santiago de Cuba para asistir a la Junta de Información, órgano que debía proponer las bases sobre las cuales se sustentarían las leyes a ser presentadas en las Cortes españolas para su ulterior aplicación en la Isla, viajó a Madrid en 1866, pero no obstante y a pesar de su destacada labor en las sesiones de la referida Junta, los resultados de aquella reunión, estuvieron destinados al más rotundo fracaso.

Buena parte de su quehacer intelectual estuvo encaminado a la solución de los problemas cubanos a partir de sus amplios conocimientos, tratando de insertar lo más moderno y avanzado del pensamiento y las ciencias en la realidad cubana, para de este modo producir un desarrollo autóctono, acorde a sus necesidades y características.

A la altura de 1820, publicó su primer artículo de carácter político en el Diario del Gobierno Constitucional de La Habana, y luego realizó estudios en los Estados Unidos entre 1824 y 1826.

Su trabajo Memoria sobre caminos de la isla de Cuba, fue premiado por la Sociedad Económica de Amigos del País en 1829. En la referida Memoria, Saco mencionaba la situación de abandono que caracterizaba los caminos de la Isla, donde sólo se acometía la ejecución de calzadas, a la vez que abordaba las experiencias de Inglaterra y las características tropicales de la naturaleza de Cuba. La Memoria tuvo una gran repercusión en su momento, y contribuyó decisivamente a que se confeccionase el primer programa de obras viales, del que se dispuso en Cuba.

Desde 1877 Saco vivió en Barcelona, donde falleció y fue sepultado el 26 de septiembre de 1879, pero cumpliéndose una voluntad testamentaria, sus restos mortales fueron enviados a Cuba, recibiéndose éstos en La Habana el 17 de agosto de 1880, donde fueron expuestos en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.

Tres días más tarde, se verificó el sepelio en el Cementerio de Colón, bajo una severa represión que impidió cualquier tipo de manifestación pública, en la despedida de quien había solicitado que en su tumba apareciese el siguiente epitafio: “Aquí yace José Antonio Saco, que no fue anexionista, porque fue más cubano que todos los anexionistas”.