El teléfono sonó incontables veces. En cada oportunidad ella lo atendió y volvió a la charla sin perder el hilo de la conversación (que se extendió unas dos horas) y sin disminuir el brillo de sus ojos verdes.
“Tengo un reto tremendo, el compromiso con el pueblo es enorme”, dijo repetidamente en el diálogo con La Demajagua en alusión a su nueva responsabilidad como primera secretaria del Partido en Granma, un cargo al que Yanaisi Capó Nápoles fue promovida, este viernes, después de una larga trayectoria profesional en esa organización, que la llevó a ser instructora, funcionaria, integrante del Buró municipal de Bayamo, primera secretaria de ese municipio y miembro del Buró provincial.
“Jamás me lo imaginé cuando comencé mi vida política”, y recordó que en 2004, cuando inició su trabajo en el Partido, les comentó a varios compañeros de la Empresa de Desmonte y Construcción (Edescon) que un día iba a retornar a esa entidad, en la cual llegó a ser desde técnica principal hasta “energética”, y donde recibió cariño y apoyo desde que se graduó en 1996 como ingeniera en mecanización de la producción agropecuaria.
“He aprendido todos estos años, pero sé que me queda mucho por conocer. Tengo una deuda de gratitud con varios amigos, no los puedo mencionar, porque tal vez omita uno y sería injusta. Agradezco las enseñanzas de Federico (se refiere al secretario saliente Federico Hernández Hernández), que fue una escuela para muchos cuadros”, aseguró.
Habló con orgullo de Guantánamo, la ciudad donde nació el 24 de mayo de 1973, y también del amor a Granma, pues en esta tierra cursó los hermosos años universitarios y conoció a su actual esposo, Benjamín Gabriel Gaskin Espinosa, “quien fue mi profesor en la Universidad de Granma, aunque somos casi contemporáneos y es padre de nuestra adorada hija, Dalia Teresa, que a sus 23 ya está terminando la carrera de Medicina”.
La felicidad le subió al rostro al revelar que ha formado mucho más que una familia. “Nos ayudamos y complementamos, los tres somos grandes amigos, hablamos de todos los temas y, generalmente, lo hacemos acostados en la cama del cuarto de mi hija”, aseveró sonriente.
Luego el verdor de su mirada se llenó de nubes, al referirse a las llamadas diarias, desde tierras del Guaso, de su padre, Adiel, de 72 abriles, y a la pérdida irreparable de la madre, Teresa Nápoles, quien falleció en 2005 a causa de un infarto.
“La muerte de mi madre fue el golpe más terrible que he sufrido, me llevó a crecerme, a ser más independiente de lo que ya era. También me hizo consagrarme más al trabajo”, refirió esta Máster en Economía y política desde el año 2009.
Integrante del Comité Central del Partido, se dibujó a sí misma como una mujer hiperactiva, de pocos protocolos, sonriente, exigente, que no es buena bailadora ni canta bien, pero se atreve a hacerlo si es necesario y que se enfada al extremo cuando conoce de peloteos o falta de sensibilidad.
-¿Es cierto que tiene un carácter fuerte?
-Me considero ante todo humana. A veces algunos piensan que soy dura, la mujer más intransigente, pero puede ser más fama que otra cosa. He pedido disculpas cuando me he pasado y no soy rencorosa. Si alguien tiene un problema, trato de ayudar. Me duele cuando acuden a mí y no puedo solucionar algo. Eso sí, me molesta la morosidad de algunos para atender a la gente.
-En los últimos tiempos, al hablar del trabajo del primer secretario del Partido, siempre surge el referente de Lázaro Expósito Canto. ¿Eso no se convierte en una varilla demasiado alta?
-Lázaro siempre va a ser un referente y el que no lo asuma así está mintiendo. Llegó en un momento decisivo para la provincia y ayudó a subir la autoestima del granmense. Fue un eterno inconforme y un ejemplo de laboriosidad. Pasó en otra etapa, en la que había recursos, pero también es cierto que a veces con recursos no se ejecutan las obras. No podemos molestarnos porque nos comparen, ni debe estar en nuestra mente competir con su legado. Lo que nos toca es trabajar duro, chaquetear fuerte, simplemente. Lo ideal sería parecernos a él en todo lo posible.
-¿Y no será un error remarcar el trabajo del Partido en una sola persona?
-Sin trabajo en equipo no hay resultados. Al que esté en el puesto de mayor jerarquía le toca conducir, ser el guía. Una mala decisión de un dirigente puede repercutir en la vida de los más de 800 mil habitantes de esta provincia. Sin embargo, no se trabaja en solitario. Hay un Buró provincial y un equipo auxiliar. Por eso es tan importante unir y hacer que los cuadros de todos los niveles te sigan.
-Las premisas marxistas reconocen que el ser humano primero tendrá las condiciones materiales de subsistencia, para luego hacer filosofía. ¿Cómo es posible entonces realizar trabajo político-ideológico cuando hay muchas carencias y puede surgir un agotamiento en las personas que no terminan de ver la prosperidad?
-Es una tarea complicada, de eso no hay dudas. Lo primero está en solucionar los principales problemas de la gente, que hoy no solo están vinculados con la alimentación. Granma tiene una situación complicada con la vivienda, el abasto de agua, el transporte y otras cuestiones sin resolver. Hay que producir más y eso solo se logra sembrando más o, por ejemplo, instalando sistemas de riego, porque somos una provincia con prevalencia casi total del secano, pero el cambio no llegará con una vara mágica. En todos los casos, a los que dirigimos nos toca argumentar, explicar bien, hablar con la verdad y sin rodeos; cuando las cosas no tengan solución, decirlas y no caer en mentiras.
–Usted ha hablado varias veces de que los cuadros son servidores públicos, pero todavía un grupo se sigue mirando como el eslabón primario, en vez de pensar primero en la ciudadanía. ¿Cómo se puede cambiar eso?
-Es así. Cuando eso pasa hay acomodamiento, se está pensando más en el puesto que en el pueblo. Sencillamente habrá que llamarlos y sentarlos, aquel que no puede atender a la gente no puede ser cuadro.
–En algunos existe la imagen de que los dirigentes no viven con los pies en la tierra, de que pasan mucho tiempo en una oficina y no saben lo que sucede a diario en la calle.
-Para saber lo que está pasando hay que hablar con la gente. Nosotros no podemos estar escuchando solo lo que nos dicen en espacios oficiales, hay que buscar la información en los espacios populares. A veces, el vecino de tu cuadra, el que trabaja en la bodega o la casilla te dice más cosas. También te enteras de muchos sucesos por lo que se publica en las redes sociales, a las que no podemos temerles. Además, tengo una hija que va a su centro de estudios, está en la calle y va a los hospitales y me cuenta lo que se dice en esos escenarios, como también lo hace mi esposo, que trabaja en la Universidad. Ellos dos son eternos inconformes y me hacen abrir los ojos ante muchas cosas.
-No pocos consideran que a los jóvenes no les atrae el proyecto social cubano y lo que esté vinculado al Partido. ¿Eso no genera preocupación?
-A los jóvenes no se les puede imponer nada. A veces queremos hacerlo a nuestra manera y ahí viene el error. Estamos en una era digital, con Twitter, Facebook, WhatsApp y otras plataformas y no usamos las tecnologías para atraerlos. Debemos preocuparnos por escucharlos, por saber sus inquietudes. A mí me tocó la bicicleta china 26, ahora está de moda la motorina y no nos puede molestar. No tuve móvil, hoy sí es algo normal tenerlo. Lo más importante está en los valores y yo he encontrado miles de jóvenes que lo dan todo por la Revolución. No soy ciega y sé los numerosos problemas, que generan desencanto o emigración. Pero no dejo de ser una convenida en el mejoramiento y una eterna optimista.
Por: La Demajagua
1- Que no debe utilizar un lenguaje ofensivo.
2- Que debe ajustarse al tema del artículo.
DeGranma se reserva el derecho a no publicar los comentarios que incumplan las políticas anteriores.